Para qué devolver el tiempo, Nicolás. Los errores se repetirán una y otra vez. Volveré a estar vacía,  volveré a sentir que los edificios quieren caerme encima.

No, Nicolás. No hay que volver atrás. Ahorita estamos estables, ahorita podemos mirar hacia adelante, podemos respirar y cantar a dueto sublime debajo del toldo que nos ha protegido durante algunos días de la agonía.

Mi corazón bombea mis venas, mis pulmones ya se quejan del maltrato, mis brazos están adoloridos de trabajo, pero todo ha valido la pena porque mi mente está flotando.

Mi mente flota sin tranquila,  fresca en los mares de ocupaciones.

Vale la pena no volver el tiempo atrás,  Nicolás.