Alma de filósofa, mente de escritora, pensamientos de poeta y un destino plasmado en letras.

sábado, 25 de noviembre de 2017

Dios como duele, me siento caer y caer más profundo cada vez.

Es como si no tuviese fin, como si no hubiese manera de sofocarlo, no hay manera de sofocarlo.

Esto que siento en mi interior me está matando. Me mata cada vez más, estoy harta.

Ya no sé qué hacer, no sé qué pensar, ya ni siquiera sé qué decir.

Mi vida se ha vuelto un infierno desde septiembre y cada vez que parece mejorar, bum, más abajo y más abajo.

Siento el aire que falta en mis pulmones. Siento la desesperación por destruirlos con un cigarro, hundirme en el humo y simplemente nublar todo.

Quisiera olvidar. Quisiera tener amnesia por primera vez en mi vida no quisiera tener capacidad cerebral.

No quiero sentir lo que estoy sintiendo es demasiado doloroso, demasiado agudo.

Dicen que el remedio es la distracción, pero cómo me distraigo si con todo te recuerdo, hasta jugando el único juego que nunca he compartido contigo, que nada de él llega hasta ti, ni con eso.

Ya no sé, simplemente ya no sé.

Es un pozo sin fondo y yo soy la el vacío negro que lo llena.

Soy un vacío andante. Mi vida e sun desastre bien arreglado.

Todo está perfecto, el viaje, el dinero, la estadía, los amigos, la familia.
Todos perfectos, mientras yo me desintegro dentro de la carcasa.

Creo que necesito un psicólogo, Nicolás,

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