Me desesperaba, me desesperaba tanto por abrazarte, por mirarte a los ojos, por darte un beso en la mejilla, por amarte con pequeños detalles.

Cómo me hubiese encantado decirte lo feliz que estaba de tú compañía, me hubiese encantado ignorar absolutamente todo, tomar tu mano y llevarte conmigo.

Me hubiese encantado apostar, ganar, pedirte algo que anhelo hace meses.
Me hubiese encantado apostar, perder, que me pidas algo que podría detestar como la última vez o mejor aún, que pidieras lo que yo anhelo.

Qué madrugada tan perfecta, quisiera que no se hubiese terminado tan abrupta.