Alma de filósofa, mente de escritora, pensamientos de poeta y un destino plasmado en letras.

sábado, 14 de marzo de 2020

Contigo el tiempo se comporta de manera extraña, siento que estás tan lejos y tan cerca, siento que han pasado décadas o minutos, te siento al inicio del pentagrama y de repente al final.

Cada vez que tus entrañas se sumergen en las mías, el corazón palpita como la luz de saturno. Te veo en cada atardecer y te imagino sumergida al mar, nadando, observando el atardecer, te imagino sumergiéndote en mi, nadando y observándome como si fuese lo mismo que observas cada vez que vas a la playa.

Mi aura se pone roja, siento como mi razón ya no es razón, sólo existencia material, dispersa en el universo de tu mirada. Respiro profundo y te imagino armando y destruyendo el mundo junto a mi, eres mi Shiva y yo tu Kali y destruimos y recreamos el mundo cada noche y cada día en este azúl del cielo, bajo la luna, bajo la brisa e incluso bajo la lluvia.

¿Qué nos pasa? Siento como el corazón me vibra, te mueves tan sólo un poco y siento como si mi cuerpo se convirtiese en esas aguas en cierta calma, que se mueven y se mueven lentamente subiendo y bajando, subiendo y bajando como mi sangre y tu respiración.

Me pregunto por qué he sentido estas ganas desenfrenadas de gritarle a tu universo que el mío se resquebraja y se arma cada vez que me tocas, cada vez que me miras y me llevas a lo más alto con un movimiento corto y sin respiro, como si el aire tocara la hoja sólo un poco.

Mis extremidades se separan y me vuelvo nada mientras suena la música al fondo obligándome a nadar contigo, obligándome a sentirte tan agradable, tan animal, tan salvaje, como la tierra.

Te respiro y se me viene a la mente el olor de la tierra mojada y me satisfago imaginándote, cada segundo.

Te siento como agua en la garganta, como oxígeno en los pulmones, como impulsos en las dendritas. Me retuerzo con un grito en mi cabeza y me vuelvo nada mientras se me sale el corazón entre las palmas.

Qué me has hecho, que disfruto la desesperación, la locura, el insomnio, las ojeras, la eficiencia, la mirada cautelosa y la sobreprotección.

Cuántas veces más me tomarás como rehén mientras mi deseo sea tan profundo como el tuyo de tomarme. ¿Cuánto más?

Me hundo y me destrozo la cordura, tengo fuego bajo la piel, tengo fuego bajo tu boca, tengo fuego en el astro Rey y en las olas.

lunes, 9 de marzo de 2020

Vicio

Cuando llevo planteadas metas de paz y tranquilidad, se me acerca la tormenta, me revuelve, me moja, me electrocuta y revivo como nunca antes.

Es extraño, es difícil, me duele cada pared, me nubla el juicio... Tengo mariposas en el vientre que me revuelven los simientos, mi vida se ha vuelto trabajo y bebida, es como si le pintaras colores al paisaje, porque ahora pienso en ti, en cuan grande eres y me llenas, me siento volando entre libros de biblioteca, donde el orden cronológico no se hace esperar y estoy apunto de partir mis paredes en mil pedazos, porque tu eres más grande que esto.

Te he buscado y no te he encontrado, te busco en las miles de caras, en los miles de 'hola', te busco entre tu galaxia y la mía, pero sé  que no estás en ninguna de las dos.

Duele, cada segundo duele, es como volver a nacer, como empujar las paredes y esperar  ver la luz otra vez.

Me desespero por respirarte y me agarro a tu cuello respirandote con la excusa de un poco de ayuda.

Mi espalda  está recta y duele, duele a los mil y un demonios tenerte tan  cerca.

Me pides, me pides como si pudiera decirte que no,  como si mi alma ya no estuviese completamente entregada.

Remontas el everest y haces puentin en mis nalgas, llegas hasta el agua y me quedo temblando, absorta, con lunares en mi vista y visiones en mi espalda.

Remonté la luna y volvía a bajar y ahora el vicio del alcohol parece demasiado atractivo para dejar.

El taladro comienza su camino destruyendo el concreto y mi mundo da vuelcos con cada salto, me sobrepasa el dolor, tiemblo como la tierra que piso y pierdo segundos de conocimiento al sentirte.

La boca me sabe salada, creo que me he roto el labio intentando no deshacerme, creo que me has roto lo que más querías romperme y no puedo dejar de jadear y retorcerme de agradecimiento.

Subo a la punta del everest y me quedo mirando el universo, buscándote. Pasa una estrella fugaz, choca contra mi y me bombea el alma.