Alma de filósofa, mente de escritora, pensamientos de poeta y un destino plasmado en letras.

viernes, 17 de noviembre de 2017

Esos errores garrafales, esos terribles errores que mi interior no es capaz de perdonarse.

Es tan difícil seguir.

Me pregunto ya si habrá valido la pena todo el esfuerzo que hice justo el día anterior para ti y que aún ni te haces una idea.

Me pregunto si será mejor callar y no hacerte saber, pero no soy yo. No soy yo quien calla ante estos detalles que no hacen cambio alguno para ti o tú silencio, o eso creo.

Me pregunto si al menos una sonrisa sacarías.

¿Vale la pena mostrarle Nicolás? ¿O mejor no volver a aparecer?

No soy yo, mostrarselo no es con intención de un cambio. Sólo es mostrarselo.

Seguirá el silencio eterno. El silencio que yo misma desenterré, el silencio que se esposó a mi muñeca, que no me deja, que me sonríe con malicia, que no pretende dejarme.

Ese silencio que a mis ojos opaca y a mi interior desaparece pisoteando todo, deshaciendolo, hundiéndome en lo más profundo de una oscuridad. En la ceguera absoluta.

Me pregunto si algún día podré salir de ese subsuelo interno.

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