Escuchándome. Hablándome. Escuchando. Perdonando. Monólogo con intervención de la razón.

-Tenía tantas ganas de vivir la vida, que la vida vivió de mi.
-Tómatelo con calma, pues la vida se vive con calma y con todo fluyendo como el agua, corriendo como el aire, lentamente como la tierra, tan rápida como la luna.
-He de sentir en estos momentos un gran nudo en el pecho porque la vida vive de mi y yo quiero vivir de la vida más hermosa.
-He de sentirme tranquila pues a pesar de toda una gran pelambre enredada, llego a la raíz de la piel de un buen ser, de muchos buenos seres, pero principalmente de él.
-Ha de sentirse ella con un gran nudo en el pecho, pues él existe y ella también.
-Teniendo ese sendero marcado, mi vista sigue observando al lugar donde ayer estaba, preguntándose, ¿Cuál es la diferencia entre ayer y hoy?.
-Pequeña, tonta y estúpida pregunta- dice la razón.
-¿No está perfectamente claro que muchas cosas cambiaron? ¿No te das cuentas que acabas de lastimar el talismán al que juraste amar por siempre y para siempre?
-Pero, yo así como mi talismán debo seguir el sendero de la tranquilidad, la felicidad la tengo con ella, la tranquilidad con él.
-¡No puedes tenerlo todo! ¿¡Por qué piensas exclusiva y únicamente en ti!?
-Así me inculcaron, me enseñaron a vivir en una bola de cristal única y exclusivamente mía, ahí dentro podía tener todo lo que quisiera. Mientras no saliera de ella, todo sería para mí, todo sería por mi.
 Ahora que salí extrañamente quiero todo por mi y para mi y está mal.
 Si así me enseñaron, ¿Por qué se quejan ahora?
-¿Por qué te quejas tu de lo que otros no tienen la culpa? ¿Que culpa tiene tu talismán de que te hayan enseñado mal?
-No lo sé, actúo según lo que creo es conveniente para mi no para ellos, pero que extraño, ¿Ni siquiera para mi talismán?, No me entiendo ni yo.
-Claro que no te entiendes, por que lo que sabes que sucederá, sucederá pero quieres que no sea así- Dijo la razón.
-Sí, pero ¿y yo?.
-De nuevo con el ¡tu!, ¿¡Y ella!?
-Ella es igual a mi.
-¿Por eso debes ser igual a ella?
-No, pero me parece inevitable, sé que la amaré a una distancia en la que jamás podré tocarla.
-¿No confías en sus promesas?
-No confío en esa pequeña parte de nosotras que dice “Si están destinadas estarán juntas, tal vez no hoy tal vez no mañana, pero lo estarán”. Porque me tienen en ese juego desde hace muchos soles.
-¿Por qué lo ves como juego? ¿Será posible que esas personas no fuesen las correctas?
-¿Lo es ella?
-Si vas por ese camino, jamás lo averiguaras.
-Y si voy por el otro, ¿Será una calle sin salida?
-El que no arriesga no gana.
-No quiero romper corazones, menos cuando la tranquilidad me invade y me abandona de a ratos y cuando le apetece.
-No lo lastimes, sigue tu camino pero lleva a tu talismán contigo.
-Puede ser que se rompa, puede ser que me abandone, puede ser que no quiera.
-Si de verdad es tu talismán siempre estará a tu lado.
-¿Mi talismán querrá serlo ahora?
-Quizás si, quizás no. A cualquiera de las dos opciones debes estar consciente de que no será un ‘no sé’.
-Lo tendré en cuenta.
-Debes hacer el método, aunque no te lo diga lo sabes, ya no necesitas que te digan las cosas para saberlo. -Dice la razón.
-Te amo, te acepto, te perdono y te valoro. Lo puedo decir mil veces, lo puedo sentir mil veces, por que el amor de mi vida eres. Porque por alguna razón tu tienes tanta razón como no la tienes para actuar así, tu eres la razón de mi existir. Aceptare de ti lo que venga, querida mía eres la razón de que aún no me haya tirado al abandono, eres mi meta y aunque tenga que esperar mucho tiempo.

Sé que ahí estarás. Sé que ahí estaré. Seremos todo y seremos nada. Seremos fuego y seremos agua.

Serás la razón de que aún exista realidad y fantasía en mi alma.