Mi querido señor:
Le escribo esta carta para manifestarle todo mi entendimiento, que el paradigma de sus sonrisas sea el orgullo de mi filosofía. Aunque he de mirar los atardeceres esperando encontrar algo más allá de este maravilloso universo, espero no encontrar nada para que esta preciosa humanidad destructiva no lo arruine, para que lo que haga con los ojos no lo destruya con la mente. Señor, su hermano el Sr. Paradójico ha tocado mi puerta todas las madrugadas, se ha dedicado a hablar por mi, a sentir por mi. He ahí un problema pues rijo una balanza, debo cobrar aquello que se me debe, debo mantener el orden y el ciclo. Podría usted explicarme ¿Por qué el Sr. Paradójico abusa de mi conocimiento y también de mi tiempo?.
Sé que no le incumbe mi querido señor, pero espero la pronta respuesta de esta anormalidad, pues interrumpe el curso de la existencia, de una forma agradable, así que, ¿Cómo negarse? Espero que pueda responder, sólo necesito una respuesta a mis dudas.
Gracias por dedicar una pequeña fracción de su tiempo, sé que es un ideal muy ocupado.
Atentamente: El Juez del Karma.
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