No puedo negar que extraño ese libre albedrío del fuego.
Extraño esa pequeña llama entre las cenizas que nunca se apagaba y siempre se avivaba.
Ese calor que me consumía el cuerpo entero. Aún escucho tu voz el 29 en mi cabeza y a veces me pregunto si volveré a escuchar ese fuego.
Esta noche estoy consumida por mi propio cuerpo, mi cuerpo entero se estremece y te demanda perdido en recuerdos palpables.
Se me eriza la piel y no puedo hacer más que respirar profundo e ir a leer esperando que se vayan estas terribles ganas.
No sé si es normal que aún quiera esto o tengo razón y mi cuerpo quedará por siempre marcado bajo la piel de tu esencia.
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