Alma de filósofa, mente de escritora, pensamientos de poeta y un destino plasmado en letras.

domingo, 14 de enero de 2018

9:47pm

Acabamos de trancar y la sonrisa que me abarca es increíble. Como cualquier tema se convierte en sonrisa, como cualquier cosa que le sucede termino teniendo palabras que le dan aliento, como su manera de tratarme me da aliento casi siempre.

A veces es extraño, Nicolás. A veces no quisiera hablar con ella, me fastidia un poco, pero es increíble la manera en que ese sentimiento tan fácil cómo viene, así de fácil se va.

He encontrado algo que me alimenta, dijo el tigre. Y sí, es cierto, he encontrado algo que me alimenta, he dejado de hundirme en los vacíos y he comenzado a caminar en ellos.

El tigre que alguna vez mandó en todo mi ser, hoy en día se ha convertido en eso, en un taladro que aunque me funde los sentidos,  mantiene cierto margen. Es un margen bonito, no es un silencio incómodo, es un silencio agradable en el que a veces siento en pequeñas cosas su presencia y con eso basta.

Creo que ahora entiendo más que antes el amor que siento, porque ya no me daña, ya no me frustra, quizás aún me hace desear una que otra cosa, pero creo que no tiene nada que ver con el amor que siento, puedo amar ese taladro, disfrutarlo, sentirlo de vez en cuando.

Nunca creí que llegaría a esto, pero ahora que lo palpo se siente tan bien que no quiero dejarlo. Quizás tengo un vicio con la paz, pero prefiero respirar paz mientras camino con un cigarrillo en la mano izquierda y un vaso de felicidades en la derecha.

La vida sigue, Nicolás. Me alegro mucho de que la vida siga.

No hay comentarios:

Publicar un comentario