Alma de filósofa, mente de escritora, pensamientos de poeta y un destino plasmado en letras.

lunes, 10 de abril de 2017

Un día tranquilo y acalorado de Marzo, recuerdo que estabas empeñada en hacerme entender sobre ciertos temas poco convencionales acerca del desarollo de ciertas de mis actitudes, recuerdo haber estado muy agobiada y recuerdo cómo con mucha calma y paciencia dijiste tus puntos y me abriste los ojos sin necesidad de entrar en una encarnecida discusión conmigo. Mi psiquis se alteró al ver esto, soy una fiera cuando a mis puntos y a mis visiones se refieren, me defiendo con uñas y dientes de todo, pero tú no atacabas, tú razonabas y no sé si soy yo y mis constantes defensas librando una batalla ficticia o eres tú que sabe dónde poner cada coma y cada punto para franquear fácilmente esos soldados airados. A partir de ese momento mi pertenencia hacia ti era mucho mayor. Cada día sentía más la necesidad de ser tuya en muchos aspectos, me encantaba la idea de hablarte y sentir toda tu atención, me encantaba la idea de que aprovecharas sin dudar el que soy tuya. Con los días pasando y sintiendo y sin darme cuenta las mismas palabras chocaban constantemente en mi cabeza, un fantasma las acallaba, las cacheteaba, las pisoteaba, haciendo que las palabras tomasen vida propia, sentían miedo, estaban enjauladas por decisiones mal tomadas y tenían candados de miedo, angustia e incertidumbre. Acabas de romper esos candados y tumbar esas paredes, acabas de decirle a mis fantasmas cuan pelotudos son y acabas de poner en mi mesa la carta más alta ganandole al desafío como veterano a principiante.
Me llevaste a un universo que no conocía esta vez y quise mostrartelo de la mejor manera posible, intenté apuntar con mi dedo cada asteroide,  cada planeta, cada estrella, cada galaxia. Quería que lo supieras todo, quería que nada en esta vida interrumpiese el día en que decidimos ser una sola.

La boca se me hacía miel, mi cuerpo se hizo polvo sobre el tuyo, te llené de miel y polvo, te exfolié hasta que cada poro de tu cuerpo pudo gritar con libertad lo que los míos, me perdía en tus ojos rayados, nadando entre las brasas que me comentaste reflejaban los míos. Muero y revivo en tus brazos casi con constancia. Tus contundencias son mi paz, mi cuerpo entero se vuelve un alienado de tus ideas y tus mandatos. Mis pecados son mi corona cuando recorremos la región de tu cuarto.. simplemente el ser tuya como si no hubiese mañana,  el sentirme tan bien como si cada hoy fuese para siempre y recordar que el ayer es como un hoy.. Me inunda de un mar entero de pensamientos, en cada ola un te amo que se impulsa hasta la orilla, acumulándose con todos los demás y esperando el momento idóneo para sacar las alas, volar a materializarse en todo mi cuerpo y principalmente en mi boca, porque no soporta ya tantos en la cabeza anidados,  es hora de sacarlos para cumplir la misión principal y eterna de tu libertad.

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