Las reflexiones con respecto a mis decisiones se han hecho muy comunes desde hace algunos meses y definitivamente en este caso es algo increíble la manera en la que algo pudo haberme extasiado en un principio ahora me ahoga.
Cuando decido hacer algo normalmente lo pienso, pero cuando hay un ente adicional que te impulsa a tomar la decisión sin pensar, las consecuencias nunca son buenas. No son buenas porque sientes que mereces el castigo por lo que has hecho y que debes entrar en reflexión y no cometerlo de nuevo, porque cuando afecta lo más allegado a ti, lo que mantiene tus mañanas y tus noches llenas de constantes risas, la vida se te puede ir por unos segundos. Esta vez fue pequeño, pero si no piensas antes de actuar, ¿Qué puede pasar más adelante?
Entiendo y acepto la consecuencia porque la merezco y es necesaria para entender, pero a veces es imposible llenarse de miedo de que esa consecuencia podría crecer, alargarse y oscurecerse.. Convertirse en un monstruo sin control que podría destruirte o bien irse con su ira a otro lugar.
Mas bien es para agradecer que la consecuencia sea esta y no otra mucho peor.. Sin embargo, como duele y como asusta.
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