Alma de filósofa, mente de escritora, pensamientos de poeta y un destino plasmado en letras.

miércoles, 18 de octubre de 2017

Rojo

Rojo, todo es rojo.

Después de haber estudiado un poco el diseño de una manera más teórica y saber el por qué de ciertos colores, se dice que el rojo es un color violento que se debe controlar, que cubriendo grandes superficies puede ser intolerado.

El único rojo que tolero en todo su esplendor y amplitud es el del tigre rasgandome. Ese enorme poder aplastandome, fundiendome.

Recuerdo la hebilla de los cintos, recuerdo el sonar de mi espalda con tu peso, recuerdo los experimentos, la sangre, las sonrisas diabólicas saboreando la agonía.

El dolor es insoportable,  me hace temblar enormemente como si nunca antes lo hubiera sufrido,  lo disfrutas como si no hubiese mañana,  como si la posibilidad de volver a disfrutarlo se acabara.

Mi cuerpo y mi alma se acaban de quedar presos en tu cuerpo, tu fuerza me hace temblar.

Me pregunto cómo notó que quería escribir, era como si hubiese escrito el deseo en mi frente y ella lo hubiese leído sin ninguna dificultad.

Me encantaría darte un beso con sabor a sangre, me encantaría complacer ese deseo feroz que tienes y aunque digas que sólo quieres hacer lo que quiera, lo siento, mi alma siente tu animal queriendo salir a vengarse, a desgarrarme pedazo a pedazo.

Me arde el cuerpo entero por complacer esa ferocidad. Mi piel se ha vuelto delicada y sensible luego de tanto tiempo sin ser practicada apropiadamente.

Me pregunto cómo sería sentir el cuerpo arder bajo tus manos, mi corazón se desboca pensando cómo en todos los aspectos podrías hacerme tuya como nadie lo ha hecho nunca. Me pregunto por qué tengo la loca necesidad de sentir tu peso en todo aspecto.

Me pregunto cuando dejarás que tu naturaleza te lleve.

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