Estoy sumamente ahogada en un mar de sorpresas. De ilusiones, de brechas. Mi mente enloquece. He despertado y el mundo es oscuro, mi cuerpo no se mueve, la necesidad apremia.
Mi cuerpo está reviviendo como docenas de fuegos. Mi alma se tranquiliza como si volviese a su lugar.
Me parece desconcertante que mi lugar sea aquí y el tuyo allá.
Pero podré vivir, podré respirar, podré seguir. Como siempre.
Es un ciclo interminable en el que yo sigo y sigo, aunque no quiera ni pensar en dar un paso más.
El tigre está al acecho y mi alma intenta pasar desapercibida.
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