Alma de filósofa, mente de escritora, pensamientos de poeta y un destino plasmado en letras.

jueves, 6 de julio de 2017

Hoy mis ojos llueven con la tormenta con que amanece el cielo. Mi cielo llora sin cesar, mis manos duelen,  mi garganta tiene un nudo de dolor incontrolable.
No quiero que me sigas doliendo, por qué me dueles tanto. Mi vida está hecha para ti, mis hijos son nuestros hijos. Mi sentimiento es el tuyo.
Ayer fue apagada mi pequeña esperanza y sólo quedó el fuego de mi cuerpo que no puede ignorar el tuyo.
Desearía no sentirlo, cada vez que imagino saciar ese fuego imagino ese después donde me abrazas,  donde me besas, donde me amas. No puedo pensar en sólo saciar,  no quiero sólo saciarme. Me pregunto si realmente algún día podré saciarme sin llorar cuando termine. Me pregunto si alguna vez dejaré de sentir este hermetismo en mis dedos cuando te escribo. Ahorita mi primer paso para seguir adelante es llorarte como se llora lo ido. Llorarte y llorarte una y otra vez. Y que mi dolor se vaya yendo en cada gota hasta que se seque mi pecho.

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