Alma de filósofa, mente de escritora, pensamientos de poeta y un destino plasmado en letras.

martes, 24 de abril de 2012

Te escribo esta noche sin luna
frustrada por nubes sin cuna,
porque no hay mayor razón que las figuras
de este amor que no tiene cura.

Te hablo desde el fondo del mar
retumbando en olas, buscando tu bienestar
aunque al cielo se me haga difícil llegar
ni siquiera dudes que lo voy a lograr.

Arenas movedizas interrumpen mi paz
y sin embargo no hay nada si tu no estás.
Me pregunto qué de tus sueños será
y solo espero que te estén mostrando la verdad.

No hay constelación más grande que este amor
y no dejemos olvidar, que tu mi cielo le das todo su esplendor.
Perdóname por ser de polvo
y que el ciento me lleve a su antojo.

Hoy me vuelvo piedra
y tu mirada será quien me mueva,
tus letras serán quienes me moldean
y tu voz será quien me estremezca.

El silencio crea imágenes rudas
que hacen que entre en dudas,
sin embargo no hay mayor dicha
que tu negando todas sus misas.

La imaginación me lleva lejos
a donde tus respiraciones cobran refuerzos.
No tengo nada que decir al respecto,
además de un te amo dicho desde dentro.

Mi cuerpo se retuerce
cuando tu voz no lo acaricia,
quisiera que en este momento abrieras los ojos
para decirme 'no te preocupes mi estrella'.

Porque no hay cosa vista más bella
que tu escribiendo poemas de estrella.

Que no se olvide mi princesa,
que nuestra danza de cielos y estrellas
trajo consigo un fruto fértil divino.

Que no se olvide mi princesa,
de que su estrella siempre estará velando por ella.

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